lunes, 16 de septiembre de 2013

Curiosidad de gato

En estos dias que he ido caminando por la calle solitariamente, en mi intrincado mar mental lleno de corrientes de ideas que no llevan a ninguna parte; me he dado cuenta de algo bastante curioso que hago durante ese tiempo muerto en el que no puedo hacer nada productivo o donde sin, venir a cuento, mi cerebro declara que los conocidos de mi alrededor son objetos de imposible concentración y es mejor centrarse en otras cosas, la de cosas que una aprende de sí misma así sin más... Cuando me dirijo a un encuentro o incluso cuando estoy sentada en cualquier parte, en un bar o en la parada del bus, suelo fijarme en completos desconocidos. Observo sus movimientos, su ropa, su expresion, la forma en la que hablan...
Para mi es como pasear por un jardin lleno de flores y árboles bonitos y feos, reparándome en todos sus colores y sus formas, maravillándome o aborreciendome de cuanto veo.


Me gusta reparar en cada transeunte e imaginar cómo es esa persona en su vida real, sus defectos y virtudes, su casa, su vida, sus gustos...
Parecerá muy raro, pero yo lo encuentro un pasatiempo interesante cuando no hay nada mejor que hacer. E incluso, ya puestos, podría decirse que ayuda a mi capacidad imaginativa a la hora de crear personajes que luego se plasman en mis historias; llamémoslo "entrenamiento a lo Soñadora".
Muchas veces me sorprendo a mí misma dándome cuenta de la gran cantidad de vidas y de historias que existen en personas que no conozco y probablemente nunca conoceré, que son completamente ajenas a mí pero que para ellas es el pan de cada día.
No lo puedo evitar, tengo curiosidad de gato (no llega a ser sentimiento cotilla... pero se le parece). Pero, al no poder ser satisfecha, genero el placebo de crear yo sola la respuesta a todas esas dudas, sin olvidar que lo más seguro es que me equivoque ¡Pero eso es lo de menos! Al menos me entretengo.

Por otra parte, como ya dije antes, puede que sí me encuentre en una situación digna de mi atención, pero por culpa de extraño motivos de mi cerebro que nunca llegaré a comprender, llega un momento en el que me evado de todo mi entorno cercano, desconecto, y encuentro extremadamente complicado  volver a conectarme a la sociedad.
De hecho, esto me sucedió por última vez hace muy poco tiempo.

Mis amigos se rien de mí en esas ocasiones y la verdad es que los comprendo, porque tiene que ser muy cómico que estén todos hablando con todos y yo permanezca en medio de ellos completamente ajena a cualquier estímulo cercano, lo que viene a llamarse "estar ennortada".
Supongo que es uno de los gajes con los que tendré que vivir por tener el título de Soñadora, y la verdad es que no me molesta nada.

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