miércoles, 16 de enero de 2013

La intención de crear.


Voy a ver qué escribo cuando no sé sobre qué escribir.
De acuerdo, he empezado mal porque me he quedado mirando la primera frase sin saber cómo continuar, como si leyéndola muchas veces fuera a encontrar las palabras.
Cómo me fastidia la falta de imaginación, quedarme sin musas, se han ido tan rápido como… como cuando el viento se lleva las hojas de un árbol. Ahora mismo soy un árbol de otoño, queriendo  volver a tener su viveza (sus hojas, sus flores) pero sin poder conseguirlo. Esto sucede muchas veces y lo encuentro normal, no puedo estar  siempre con flores a mi alrededor  que me susurren de forma suave  para que la idea entre poco a poco en mi cabeza.
Mis flores pueden ser de muchos colores (vaya cursilería acabo de escribir), pero lo que me susurra ahora es ese viento que se las lleva a quién sabe dónde. Pero no pasa nada, a falta de flores, bueno es el viento.
Como el viento incoloro, esta obra no tiene un tema concreto, ni una idea maravillosa, pero sigue siendo una obra interesante porque:  ¿quién escribe cuando no  tiene ni idea de qué va a salir por la punta de su lápiz? Pues alguien como yo. No suelo ser irracional, pero a veces puedo serlo y, aunque no siempre me divierte, al menos surge algo… distinto.

¿Qué más da que me tomen por escritora incompetente?  Son palabras, mejor dicho: son mis palabras. No son más importantes que otras, pero tampoco hay palabras que sean más importantes que las mías. Quiero decir, todos podríamos escribir, poner nuestro granito de arena en este extraño mar que es la escritura, cada persona puede sacar algo nuevo, sugerente u original. Solo se necesita  intención de crear.
Puede haber personas a las que no les guste esto y también habrá personas que les parecerá bonito o gracioso.
En fin, mejor vuelvo al tema de no saber qué escribir. Creo recordar que una vez hubo una rama de poetas que se dedicaba a escribir cosas sin sentido. Pero, atención,  no es lo mismo que hago yo: yo escribo cosas con sentido (aunque puede que no lo parezca, solo hay que pensar un poco), pero no tienen un fin. Estos señores si tenían un fin, aunque solo ellos lo supieran.
He leído todo  lo que llevo y reconozco que es bastante extraño, todas son palabras perdidas, tiempo perdido pero a la vez aprovechado. Podría seguir así indefinidamente sin buscar el fin de mis pensamientos, pero es más fácil dejar que en cada uno surjan los suyos propios.
Voy a dejar de escribir y voy a ver qué hago cuando no sé qué hacer.

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