domingo, 28 de julio de 2013

Insana-sanamente


Hoy es una de esas noches en las que me tomo una botella entera de Nestea, no puedo dormir y me siento en la terraza con mi ordenador porque, extrañamente, hoy hace fresquito.  Tranquilos, no puedo hablar de las estrellas y la Luna ya que, por mucho que me empeñe, las nubes no me dejan ver nada.

He  pensado “¿Porqué no escribir una entrada en una noche de inspiración?”, así que me he puesto los cascos para escuchar canciones tranquilas de Corinne Bailey (sobre todo “Put your records on”, me encanta, ya la pondré por aquí) y he empezado a teclear.

Me apetece tocar un tema que muchos no tocan porque dicen que solo piensan en el ahora y que es mejor no revolver mierda, eso es: el pasado.

No me gusta recrearme en las cosas malas del pasado, pero tampoco borrarlas como si nunca hubieran sucedido, solo conseguiré volver a tropezarme con la misma piedra.

Hace pocos días revisé mis entradas más antiguas, incluso algunas que no publico por un motivo u otro, y me he dado cuenta que casi siempre escribía porque me pasaba algo malo, como estar triste o frustrada  por alguien, recrearme en malas situaciones, hablar de un defecto u otro… Como si solo encontrara las ganas de escribir cuando estoy triste.

Sinceramente, me ha parecido una estupidez por parte de mi “yo pasado”. Es comparable a aquellos que necesitan estar borrachos para ligar o esos que compran para sentirse realizados o  los que hablan mal de otros para estar contentos consigo mismos, etcétera, etcétera.

Por el contrario, si miras mis entradas más recientes, no hay ni un resquicio de tristeza o cualquier sentimiento que se le parezca. Me he sentido tan contenta y orgullosa de mí por haber cambiado ese medio de inspiración que me han entrado ganas de darme palmaditas en la espalda o ponerme un pin que diga “vas por buen camino ;)”.

Parecerá una tontería, pero no me he dado cuenta hasta ahora de que por fin han cambiado mis motivos para escribir, que ya no es tanto para desahogarme como para expresarme, sin más. Aunque pensándolo bien no es raro que no me haya dado cuenta porque este cambio ha hecho que esté un poco más “ida” de lo normal.

Pero me da igual, que me llamen loca, yo seguiré pensando que de todas las formas que he tenido de estar feliz, esta es la más sana; quitando, claro está, esa felicidad despreocupada de la infancia (es decir, que la de ahora es la que más se le parece).

Ya puestos a darle vueltas a cada idea que escribo, esta felicidad se acercará bastante a la de la infancia, pero opuestamente  creo que tengo los pies más cerca del suelo que en  muchas de las demás  etapas de mi vida. Así que, para terminar, voy a ponerme otro pin por ser tan “insana-sanamente” feliz a pesar de todo.


…Creo que voy a tener que beber Nestea más a manudo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario